miércoles, 9 de octubre de 2013

¿Qué impulsa a que se mueva algo?

Pues la movilidad misma que conlleva cualquier energía por muy pequeña que sea; ya que, energía, es intrínseco movimiento, el movimiento mismo.  Esa energía cinética (que impulsa a fluir, a cambiar y, por lo tanto, es primordial fuerza) es la base de todo, la primera base, sin que exista otra.
Lo segundo es que la energía cinética configura espacios diferentes, está claro, nunca espacios uniformes -o nunca únicamente un espacio uniforme- que determinan tipos concretos de interacciones. Sí, en un contexto de espacio hay unas y en otro contexto otras; por lo que se establecen ya campos cargados de diferente forma que actúan también ellos como fuerzas, como fuerzas magnéticas.
Eso dice algo importante: la imposibilidad de que el espacio sea uniforme, y la indudable racionalidad de que todo el espacio cargado energéticamente es otra energía cinética misma, que actúa ahí como fuerza concreta y nunca con la misma en un segundo antes o después -o sea, sin significar un magneto igual siempre-.

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