lunes, 23 de enero de 2017

Anteponer otra cosa a los principios éticos por una rentabilidad o beneficio arbitrario o particular es el VENDERSE,  así es de claro.
Aunque se justifique con demagógico poder o con incoherente buenismo con lo que sea; sí, porque tú nunca puedes poner sobre la base ética otra base con arbitrio o supeditada a intereses creados o particulares, pues sería eso condicionar la base ética a otra cosa no ética o engañarla o deliminarla o anularla ya con lo no ético-racional.  Entonces, así, por otra cosa -interesadamente- quedan vendidos los principios éticos, y eso es corruptamente rentable: otros beneficios por razón.
Lo que es bonito socialmente (costumbre, ritualidad de guerra, halago desmesurado o grandilocuente o fanático que está cerrado a la racionalidad, etc) solo es bonito socialmente (donde unos vendidos reciben premios, miles de sobreprotecciones, condecoraciones o robos de dignidad) pero, siendo bonitez forzada, carece de razón o de ética o de vergüenza (decencia ante el espejo).  Claro, si a la razón o a la ciencia le das bonitez o esencia forzada por consecuencia se queda sin esencia.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

La razón no puede ser servil a la sinrazón
(y la ciencia tampoco).

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El camino (para ser verdad) antes que nada tiene que ser camino; y será una forma de camino puede que sí o puede que no o no importa (pues el camino puede ser in-formal, casi todos lo son).
La luz (para ser verdad) antes que nada tiene que ser luz, verídica o demostrada luz; y que sea forma importa un bledo, lo importante es que alumbre o que sea luz, estructural y funcionalmente luz.

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Más claro, la razón ha de ser servil ÚNICAMENTE a razón-contenido-esencia,

no a formas.

José Repiso Moyano dijo...

El único esfuerzo válido (por encima del montaje que tienen también muchos desalmados científicos) es DARTE CUENTA DE LA MENTIRA (o sinrazón). Ése esfuerzo por sí solo fundamenta el infinito bien en todos los universos posibles.
Sí, si no te das cuenta es porque claramente tú la amparas o la ayudas (aun sin darte cuenta), o sea, tú eres la mentira y por ende sus daños.